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¿Es eficiente la lactación de las cerdas hiperprolíficas? (1/2)

Este estudio se diseñó para determinar si la movilización del tejido corporal durante la lactación exigida por la restricción alimentaria podía afectar al tamaño de camada y al rendimiento reproductivo de la siguiente lactación.

La producción de leche supone el 75 a 80 % de los requerimientos totales de la cerda lactante. (Foto: Instalaciones de investigación, NEPSUI/ UFMG)

La producción de leche supone el 75 a 80 % de los requerimientos totales de la cerda lactante. (Foto: Instalaciones de investigación, NEPSUI/ UFMG)

La cerda actual en la fase de lactación

Durante los últimos 15 años, la productividad de las cerdas ha aumentado substancialmente debido a avances en el manejo y a una selección genética basada en parámetros como el tamaño de camada, el intervalo destete-celo y la eficiencia de la lactación. La mayoría de datos demuestran la eficiencia de una selección equilibrada, que proporciona cerdas con mayor capacidad reproductiva y mayores tasas de supervivencia de los lechones, lo que permite la producción de camadas más grandes sin aumentar la mortalidad de los lechones. Las cerdas actuales maduran antes, son más productivas, más pesadas y tienen menores reservas corporales de tejido adiposo que los genotipos anteriores. Además, tienen unos requerimientos nutricionales más elevados y son menos resistentes a desafíos ambientales, inmunológicos y nutricionales (Silva et al., 2009 y 2013). La selección por prolificidad elevada afecta negativamente al estado catabólico de la cerda durante la lactación y, en consecuencia, al rendimiento de sus camadas (Foxcroft, 2008). Para cubrir los requerimientos nutricionales de las cerdas durante la lactación, debemos conocer su peso corporal, producción y composición de leche y condiciones ambientales.

Aunque es difícil medir los requerimientos nutricionales, la producción de leche representa entre el 75 - 80 % de los requerimientos totales de la cerda en lactación, mientras que el 20 - 25 % restante es para el mantenimiento (Aherne and Foxcroft, 2000). Además, la cerda actual presenta una capacidad de ingesta más reducida como resultado de la selección genética para una mayor eficiencia alimentaria de los cerdos de engorde (Bergsma et al., 2009). Esta menor capacidad de ingesta afecta al crecimiento de la glándula mamaria y a la síntesis de leche (Kim et al., 1999). Frente a una deficiencia marginal de proteína y energía de la dieta la producción láctea está relativamente poco afectada, ya que las cerdas son capaces de movilizar proteína y energía corporal para paliar los requerimientos en aminoácidos y energía para la síntesis de leche (Revell et al., 1998), pero si la deficiencia de proteína y energía es severa, la producción láctea se verá reducida (Knabe et al., 1996; Jones and Stahly, 1999). Cuando a las cerdas no se les proporciona una cantidad suficiente de aminoácidos y/o energía, se movilizan nutrientes de distintos tejidos corporales, especialmente musculoesqueléticos y grasa, para compensar los requerimientos para la producción de leche. La movilización excesiva de proteína maternal suele comportar un fallo reproductivo posterior (Jones and Stahly, 1999; Vinsky et al., 2006). La condición corporal de la cerda y su dinámica es un indicador de su estado fisiológico. El aporte adecuado de nutrientes a las cerdas lactantes puede influenciar positivamente su condición corporal, maximizando su productividad respecto a la producción láctea y al crecimiento de los lechones (Oelke et al., 2008), y minimizando los problemas reproductivos tras el destete (Dourmad et al., 2008).

 

¿Puede restringirse la alimentación de las cerdas en lactacioón?

Los efectos de la restricción de nutrientes (y su consiguiente catabolismo) durante la lactación sobre la reproducción y la longevidad se han estudiado exhaustivamente en los últimos años (Foxcroft et al., 1995; Vinsky et al., 2006; Quesnel, 2009; Schenkel et al., 2010; Patterson et al., 2011). Sin embargo, todavía no se comprende del todo el comportamiento metabólico de las cerdas sometidas a un catabolismo intenso (Bergsma et al., 2009; Patterson et al., 2011). Por lo tanto, diseñamos un estudio (tabla 1) para  evaluar el impacto de la restricción alimentaria durante la lactación de las cerdas hiperprolíficas sobre su rendimiento y para determinar si la movilización de tejidos corporales durante la lactación, causada por la restricción alimentaria, podría afectar al tamaño de camada y al rendimiento de la cerda en la siguiente lactación.

Tabla 1. Impacto de la restricción alimentaria sobre el rendimiento de sus camadas durante los 28 días de lactación y sobre la siguiente lactación (Adaptado de De Bettio et al., 2016)

Parámetros Tratamientos DER1 Estadísticas2
Ad libitum Restringido
Número de cerdas 20 20    
Consumo (d 1- destete), kg d-1 6,43 4,14 0,24 TL***
Pérdida de peso corporal de la cerda, kg 7,8 28,2 8,5 TL***
Intervalo destete-celo, d 4,3 4,3 0,5  
Tamaño de camada        
  Al parto 15,1 15,1 2,6  
  Al destete 12,9 12,8 0,9  
Peso medio lechón, kg        
  Al parto 1,36 1,39 0,21  
  Al destete 7,40 6,93 0,63 TL
Peso de la camada, kg        
  Al parto 20,50 21,00 3,29  
  Al destete 95,31 88,56 4,54 TL*
Ganancia de peso de la camada, kg d-1 2,70 2,43 0,36 TL*TL*
Producción láctea, kg d-1 8,33 6,99 1,16 TL**
Eficiencia de la lactación3, % 72,93 82,30 8,77 TL*
Tamaño de la camada al siguiente parto 15,10 14,07 1,52 TL

1 DER= desviación estándar residual.
2 Obtenido por análisis de varianza (modelo lineal general que incluye los efectos del número de parto (O), tratamiento (TL) y replica de cerda (G) y sus interacciones (TLxO; TLxG).
3La eficiencia de lactación (EL) se calculó mediante la ecuación de Bergsma et al. (2009). EL (%) = entrada de energía (derivada de la ingesta de pienso y de la movilización corporal) para el uso en mantenimiento de la cerda y mantenimiento y crecimiento de la camada.
***P<0,001; **P<0,01; *P<0,05; P<0,10.

Las cerdas sometidas a restricción presentaron una mayor pérdida de peso corporal que las control, correspondientes a 12,9 y 3,3% del peso inicial, respectivamente. De un modo parecido, otros estudios han evaluado los efectos de la restricción alimentaria en cerdas primíparas durante la lactación y han descrito pérdidas de 3,1 y 8,7% (Vinsky et al., 2006) y 3,7 y 11,0% (Patterson et al., 2011) en cerdas alimentadas ad libitum en comparación con las restringidas, respectivamente. La mayor pérdida de peso observada en nuestro estudio en las cerdas restringidas puede atribuirse a que produjeron, de media, 34 % más leche que las cerdas de los estudios previos, lo que explicaría unos requerimientos nutricionales más elevados y, en consecuencia, una mayor pérdida de peso corporal. Además, las cerdas sometidas a restricción alimentaria perdieron más espesor de grasa dorsal. Aunque el espesor de la grasa dorsal no refleja las reservas totales de grasa, los cambios en este parámetro pueden indicar que la cerda tiene un balance energético negativo (Jittakhot et al., 2012). Por lo tanto, estos hallazgos indican que la reducción observada en el espesor de grasa dorsal refleja un aporte energético insuficiente durante la lactación.

Cuando las cerdas no reciben un aporte adecuado de nutrientes, especialmente de proteínas y lípidos, se movilizan proteínas musculoesqueléticas para cubrir las necesidades de la producción láctea. Las cerdas con pienso restringido presentaron unas mayores pérdidas de proteínas y lípidos en comparación con las ad libitum. Varios estudios sugieren que los cambios nutricionales y metabólicos de las cerdas lactantes pueden tener efectos nocivos sobre su biología, con un impacto negativo sobre el desarrollo de los folículos y, en consecuencia, sobre el desarrollo embrionario y el número de lechones nacidos en la siguiente camada (Foxcroft et al., 2007; Ashworth et al., 2009; Quesnel, 2009; Schenkel et al., 2010; Hoving et al., 2011). Según Foxcroft et al. (2009), los mecanismos que afectan la fertilidad pueden involucrar cambios hormonales, así como cambios epigenéticos y/o cambios en la expresión de genes relacionados con el desarrollo embrionario. Las cerdas sometidas a un catabolismo severo presentan niveles reducidos de IGF-1 (factor de crecimiento insulínico tipo 1) (Patterson et al., 2011), induciendo la movilización de proteína endógena (Zak et al., 1997). Una pérdida de masa proteica superior al 12 % durante la lactación puede reducir el número y el diámetro de los folículos, y disminuir los niveles de IGF-1 en cerdas sometidas a una restricción proteica durante la lactación (Clowes et al., 2003 a, b). Schenkel et al. (2010) han descrito recientemente la reducción del tamaño de la siguiente camada cuando la pérdida de masa corporal y de proteína exceden el 8 y el 9%, respectivamente.

En nuestro estudio, el tamaño de la siguiente camada de las cerdas sometidas a restricción de pienso tendía a ser menor respecto al grupo ad libitum group (15,16 vs. 14,13 lechones). La reducción de -1,03 lechones puede relacionarse con la pérdida del 12,9 y del 13,8% de masa corporal y de proteína, respectivamente, observada en las cerdas con restricción alimentaria en este estudio. Debe tenerse en cuenta que estas pérdidas son superiores a las 12 % descritas en la literatura. Esto indica que la predisposición a una movilización excesiva de masa proteica en las cerdas hiperprolíficas sometidas a restricción alimentaria puede tener un impacto negativo sobre la siguiente camada.

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